El escritor dominicano Carlos Roberto Gómez Beras, es un apasionado de la literatura, quien no sólo se ha dedicado a ella, sino que realiza una notable labor en pos de fomentar las creaciones literarias caribeñas.
Gómez Beras es el director de Isla Negra de Puerto Rico, editorial alternativa de más larga trayectoria en el Caribe, que por más de 15 años ha cumplido la misión de publicar y promocionar la literatura de los más recientes escritores del Caribe hispano.
Vino al país a presentar su libro “Aún”, junto al también escritor Pedro Cabiya, quien puso a circular la obra “La cabeza”. Ambos autores, puertoriqueños por nacimiento, presentaron sus obras el pasado viernes en la librería Cuesta.
En esta visita al país, Gómez Beras agotó una larga agenda que incluyó además el apadrinamiento del Politécnico Las Caobas, y llevó un conversatorio en la Universidad Iberoamericana (UNIBE). En la presente entrevista nos habla de varios temas relacionados con la editora y la literatura en sentido general.
Sobre la editora Isla Negra es una editora cuyos criterios de selección permiten a cualquier creador literario publicar sus producciones, ya que a sus editores les interesa sobre todo las propuestas que desafían y cuestionan la literatura predecible, la lectura de consumo inofensivo.
De acuerdo a Gómez Beras, casi todos sus más importantes escritores fueron “desconocidos” en sus inicios. En su fondo editorial están las huellas de las óperas primas de escritores dominicanos y puertorriqueños que hoy tocan las puertas del canon y la internacionalización.
“Nos gusta crecer con nuestros autores. Creemos en la solidaridad y el vínculo original e irrepetible que se establece entre el autor y su primer editor. Isla Negra es una casa de escritores, no una fábrica de libros”, expresa. El más grande triunfo de Isla Negra consiste en asumir este trabajo como un maratón, como una empresa de resistencia.
A este empeño de larga distancia se le suma la búsqueda por la calidad del objeto libro. Los libros de Isla Negra ya tienen su perfil, su seña de identidad que permite que el lector no sólo busque un título o un autor en particular, si no también un sello editorial.
Esta es una editorial que se perfila con ventas por encima a todas las transnacionales juntas, sin embargo, al ser cuestionado sobre el particular, su director, confiesa que muy lamentablemente no es así. Al tiempo que se sonríe, reconoce que a veces la exposición que se logra en los medios, los premios y sobre todo la calidad de sus autores pudieran dar esa impresión pero para una editorial alternativa como esta el éxito editorial se mide de muchas maneras, incluyendo las ventas.
Es en este sentido que añade, que estos son tiempos difíciles para la cultura: las guerras, el petróleo, el clima, la globalización, entre otros, desvían el interés que debieran los asuntos de la cultura, incluidos los libros. “Creo que hoy en día estar de pie, ya es la primera señal del éxito”.
La literatura
Sobre la evolución de la laliteratura caribeña en los últimos años dice que ésta ha experimentado un fenómeno de apertura y comunicación extraordinario. Los escritores del Caribe se están (re) conociendo, se están leyendo entre ellos. “El Caribe literario de los últimos 20 años se ha convertido en nuestro “mare nostrum”, explica.
“Es el inicio, falta lo mejor, lo sé, pero basta con ver los libros de autores dominicanos en manos de lectores puertorriqueños; sentir la emoción de escuchar a un escritor cubano hablar o prologar la obra de un colega caribeño que no conoce en persona. En ese sentido creo que autores como Marcio Veloz Magiolo nos han enseñado a abrir las puertas cercanas y lejanas que todavía nos esperan”. Por otro lado, señala que las nuevas generaciones tienen nuevas herramientas, como el internet, la cual, no sólo abrió una nueva forma de comunicarse, sino también una nueva manera de pensar la producción literaria.
El mail, las páginas electrónicas, el blog, sobre todo, le han dado al escritor un acceso a lo público que su generación -la de Carlos Gómez, por nombrar un ejemplo cercano, no tuvo. Ahora “publicar” no es exclusividad del papel. El escritor actual accede al lector con más “facilidad”, pero a la vez debe lidiar con los cantos de sirena de esa “facilidad”, según considera. La virtualidad le ha dado al escritor el dominio de la divulgación, pero a la vez le exige que sea su propio editor, su propio lector crítico y eso no siempre es muy compatible. Con todo esto, cree que es bueno ser un escritor joven en estos tiempos.
Sobre la poesía
Sobre la merma en el interés por la poesía, que tantos críticos refieren, él –Gómez Beras- como poeta, advierte que su respuesta no será objetiva, y reflexiona: ¿Se puede levantar un imperio multinacional publicando solamente poesía? No ¿Es necesaria la publicación de la poesía? Sí. Contrario a la percepción media, hay un mercado para la poesía, lo que pasa es que no es el segmento de las ventas que las grandes corporaciones valoran.
El lector de poesía la busca y la paga sin problema alguno. El asunto es encontrar, distiguir, ese gran poema, ese gran libro, ese gran poeta en medio de los miles y millones de seres que todos los días tienen la necesidad de expresar algo a través de un verso.
AUTORES DOMINICANOS EN ISLA NEGRA
Rey Andújar, autor de “El hombre triángulo”, “El factor carne”, (Premio Nacional de Cuento Joven FIL RD); Pedro Antonio Valdez, autor de “La bachata del ángel caído” (Premio Nacional de Novela), “Los papeles de Astarot” (Premio Nacional de Cuento). Asimismo, Pastor de Moya, autor de “Buffet para caníbales” (Premio Nacional de Cuentos); Rita I. Hernández, autora de “La Estrategia de Chochueca”; José Alcántara Almánzar, autor de “Presagios de la noche”; Ángel Garrido, autor de “Génesis si acaso” (Premio Nacional de Novela); Eugenio García Cuevas, autor de “Juan Bosch: novela, historia y sociedad” (Premio Nacional de Ensayo); Fernando Valerio Holguín, autor de “Memorias del último cielo”; y la escritora argentinadominicana Mónica Volonteri, autora de “Sandro” y “Máximo Gómez bajando”.
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